
Dentro de unos pocos días de este caluroso mes de agosto el barrio de la Ermita Nueva celebrará como todos los años, desde tiempos muy antiguos, la fiesta de la Virgen de Gracia. Los devotos vecinos de la Ermita sacarán en procesión el cuadro de la Virgen coronada, obra, probablemente del pintor Domingo Chavarito que lo pintaría a finales del s. XVII. Se sabe que la Virgen de Gracia fue nombrada patrona del barrio de las Cuevas en el s. XVIII durante el reinado de Felipe IV.
Hoy traigo a colación una crónica, aparecida en el semanario EL ACCITANO, sobre las fiestas de la Virgen de Gracia el año 1903 hace ahora la friolera de un siglo y 22 años más.
Esta es la crónica:
“Se celebra todos los años solemne fiesta en honor de tan egregia reina en la Ermita Nueva y este año tuvo lugar el seis del corriente mes de septiembre. Los habitantes del barrio echaron la casa por la ventana y la cofradía hace esfuerzos inauditos porque la cosa resulte lo más esplendorosa, lo más aceptable y lo más aparatosa posible.
La verdad es que cada vez se añade algún atractivo y los de 1a ciudad suben al arrabal a recrear el ánimo pasando unas horitas muertas entre cerros y cerros. La noche anterior hubo vísperas solemnes en la capilla, tan blanca, tan pulcra, tan bonita. Castillo de fuegos artificiales que amenizó la banda de 1a sociedad “Instituto musical accitano”, un gentío inmenso.
El día seis funciones de Iglesia estando de manifiesto S.D.M. (Su Divina Majestad) todo el día. A la tarde se ocultó y seguidamente se formó la procesión. En primer lugar iba el estandarte de la Virgen, luego niños de las escuelas del Sagrado Corazón de Jesús con banderitas rojas en las manos, después niñas de la misma institución con banderas azules.
En medio de ellos el celoso, el insigne Padre Poveda, creador, protector “factótum” de las escuelas, su alma, su creador, su fuerza, su impulso, su principio. Seguía a esto la Hermandad de la Señora, venía después la capilla de la catedral, el cuadro que representa la Virgen de Gracia, la clerecía, el alcalde de barrio y cerraba el cortejo la banda del “Instituto” seguida de innumerables fieles. Un lleno por todas partes, no se podía andar. Y para que nada faltase, mesas con confituras, cacahuet-torraos y una colección de ciudadanas y artesanas, labradoras y campesinas de rechupete. Las fiestas han sido sobresalientes.
EL ACCITANO. AÑO XIII, nº 608 de 13-9-1903