Me sigue asombrando el poder de los medios telemáticos. Ha bastado que mi Pablo Aranda haga un vídeo de un minuto sobre la Procesión Magna, para que muchos reaccioneis sobre las afirmaciones que un servidor ha pronunciado. Las resumo:
La Procesión Magna, para no ser simplemente un bello espectáculo, necesita convertirse en experiencia interior que imite a María; de otro modo, nosotros estaremos de fiesta pero… si no ganamos en humildad, con menos "ego" y menos "egos", seríamos un disgusto para la Virgen. Nosotros de fiesta y Ella contrariada… ¡Qué mal royo!.
A cuenta de estas verdades tan sencillas, deseo felicitar a todos los cofrades por los desvelos que están poniendo en juego y os ruego que no miréis el éxito solo por la exterioridad, pues será bellísima, por las imágenes, su adorno y el marco de las calles y plazas de Guadix. Sabido es que esta ciudad ha sido diseñada por la providencia de Dios para enmarcar gloriosa a las procesiones.
Ahora bien, si el triunfo es solo estético, artístico, musical, hostelero y turístico, habremos hecho un esfuerzo inútil. Todos esos aspectos son estupendos, en la medida en que nos lleven a cogernos de la mano de la Virgen para que nos lleve a Cristo.
Queridos cofrades, os convoco a la interior experiencia de quererla, para querer más y mejor al Señor y amarnos de verdad unos a otros humildemente. Quererse es lo único importante, lo demás está muy bien, pero es insuficiente. Y está bien, solo si no estorba al amor tanto a Dios como al prójimo.
Recibid el saludo mejor del Delegado Episcopal de Hermandades y Cofradías: Manuel Amezcua Morillas.